• Un peligro permanente de incendio es la acumulación de grasa que actúa como combustible.
• La pérdida de caudal en la ventilación debido a la oclusión de los filtros, de los conductos y de la falta de movilidad de los componentes de regulación de caudal.
• La presencia de malos olores y exceso de humos en la zona de trabajo, lo que provoca una sensación negativa al entrar en la zona de preparación de las comidas y, sobretodo, molestias para el personal de cocina, tales como picor en los ojos, y garganta, incluso un exceso de sudoración de dicho personal, con la correspondiente disminución de higiene que ello supone.
• Un posible daño, también higiénico, ocasionado a los alimentos preparados debido al goteo permanente en las campanas.
• La presencia de insectos rastreros que aparecen como consecuencia del goteo de la grasa acumulada sobre los falsos techos, debido a que los conductos no suelen estar correctamente sellados.
• La presencia de malos olores en los alrededores del restaurante con las consiguientes molestias a vecinos y la pérdida de imagen del local.
• En el peor de los casos, una deficiente extracción de los olores causa que estos lleguen a la zona de restauración provocando una clara incomodidad a los clientes del local.
• Al realizar limpiezas constantes, los extractores ahorran mayor energía, lo que también se ve reflejado en un ahorro monetario para la empresa.
• Y por último la falta de cumplimiento con las leyes nacionales e internacionales de prevención de incendios, higiene y salud.